domingo, 21 de octubre de 2012

LOS MALNACIDOS


Mente Criminal
INSTINTO ASESINO
Cesare Lombroso, fundador de la escuela italiana de criminología positivista, argumentó que una mente criminal es heredada y puede identificarse por los rasgos físicos.

—¿Qué es? —preguntó la mujer que acababa de dar a luz. 

—Es un asesino —le respondió el doctor tomando al recién nacido de los pies y cabeza abajo.

A partir de 1876 y con la publicación del “Tratado Antropológico Experimental del Hombre Delincuente”, Cesare Lombroso estableció una tipología que fundamentó las causas de la criminalidad a partir de una serie de anomalías físicas y mentales. “El criminal nace con diferencias del sujeto normal”, esa fue una de las frases que utilizó el médico y criminólogo italiano para justificar su teoría. 

En sus escritos afirmó que algunos criminales representaron un retroceso a etapas pasadas y más primitivas de la evolución del ser humano. ”El hombre delincuente” es algo así como el eslabón perdido en la evolución de la especie: el simio se transformó en hombre, pero queda un pequeño espacio en dónde éste no llegó a evolucionar adecuadamente, por lo que se quedó en una etapa intermedia entre el simio y el hombre. La conclusión es que no es un hombre común por sus rasgos morfológicos y psíquicos, constituyendo a un tipo especial. 


Clasificación de los delincuentes: 

Para Lombroso, existieron distintos tipos de delincuentes que se dividieron en seis categorías: Nato (atavismo), loco moral (morbo), epiléptico (epilepsia), loco (pazzo), ocasional y pasional. 

1. El delincuente nato era el que gira sobre la idea de estigmas de origen atávico (hereditario) o degenerativo. Se basó en que la constitución biológica de ciertas personas les lleva inexorablemente a la delincuencia. Presentaba rasgos como ser: protuberancia en la frente, pómulos y mentón saliente, labios partidos y algunas veces microcefalia. Era imputable. 

2. El delincuente loco moral era indiferente afectivo y, cuando entraban en confrontación con la ley, se transformaban en odio, venganza, ferocidad y en la convicción de tener derecho a hacer el mal. Impedía o perturbaba la normal valoración de la conducta desde el punto de vista moral. Se los destacó por su corpulencia física, astucia, precocidad sexual, perversión afectiva y su inteligencia natural intacta. Es imputable. 

3. El delincuente epiléptico sufría de epilepsia y cometía, a causa de esta enfermedad, un delito. Era violento y agresivo, pero cuando cometían delitos graves, no experimentaban ningún tipo de remordimiento. Es inimputable. 

4. El delincuente loco era aquel en que el delito era una manifestación de una anomalía mental, de su individualidad psíquica anormal. Se dividía entre mattoide (alineado), alcohólico e histérico. El primero se refiería a una “casi” locura; el segundo a la utilización del alcohol como excitante que paralizaba los sentimientos más nobles y transformaban al cerebro más sano; y la tercera pertenecía a un carácter muy cambiante, lo que los hace iracundos y crueles, con una gran tendencia a mentir. 

5. El delincuente ocasional era el que cae en la infracción por razones insignificantes. Eran poco o nada peligrosos y generalmente estaban exentos de defectos psicológicos, pero eran susceptibles a convertirse en habituales. Tenía tres divisiones dependiendo del acto realizado: pseudo-criminal, donde las circunstancias hacían que cometa el delito; criminaliodes, persona que estaba comenzando a delinquir por sugestión del ambiente; y habituales, los que llegaban a constituir un tipo permanente de personalidad criminal. Son imputables. 

6. El delincuente pasional era el que el delito prorrumpe tempestuosamente en el psíquico, anulaba la voluntad e impedía la sana y normal recepción de los acontecimientos. Para saber si podían ser imputables o inimputables se requería de un atento análisis psicológico. 

Si bien sus teorías gozaron de influencias, fueron perdiendo énfasis a medida que las teorías de las influencias ambientales reemplazaron las hipótesis de las causas hereditarias o congénitas de la criminalidad. 


La ciencia del crimen: 

La crudeza que se observó en las teorías pudo deberse a la tendencia positivista a despojar del discurso científico de toda otra consideración aparte de la mera descripción de la realidad, eludiendo los juicios morales o sentimentales. 

El positivismo como corriente filosófica afirmó que el único conocimiento auténtico es el científico; a partir del 15 de abril de 1876 se fundó, de la mano de Lombroso, la escuela positivista italiana. Se tomó esa fecha como oficial por la publicación del “tratado antropológico experimental del hombre delicuente”. El autor cambió el enfoque del delito como ente jurídico para dirigirlo hacia el delincuente como hecho observable. Colocó al malhechor como fenómeno patológico, respecto del cual sostiene la existencia de una predisposición anatómica para delinquir, por lo que afirmó la existencia de un delincuente nato. 

Originalmente, Lombroso no buscaba una teoría crimino-genética, sino un criterio diferencial entre el enfermo mental y el delincuente. Pero, a partir del estudio de un famoso delincuente de su época, se topó con el descubrimiento de que su cráneo presentó ciertas anormalidades que fueron comunes entre otros malhechores. Todo esto principió a elaborar lo que él llamaría “Antropología Criminal”, donde se desarrolló la criminología. 

Dentro de la escuela positivista, se pudo distinguir las tres tendencias que correspondían a cada uno de sus máximos exponentes. Así, Cesar Lombroso en la «Fase Antropológica», Enrico Ferri (político y estudiante de Lombroso que, a diferencia de éste, investigó los factores sociales y económicos que motivaban a los delincuentes) en la Sociología y, como el primero de todos no fue un jurista, Raffaele Garófalo completó el trío positivista y fue quién le dio trascendencia jurídica a las teorías. 

Aunque la participación que Ferri tuvo en la política italiana ayudó a la consolidación de las conjeturas, Garófalo acuñó el término «criminología» a partir de su obra "Criminología: estudio sobre el delito, sobre sus causas y la teoría de la represión" en 1885. Para éste último, los criminales poseían una anomalía moral y psíquica, una especie de «lesión ética» (también referida por Ferri) que sería la responsable de la práctica de actos delictivos. Su gran preocupación fue la aplicación de la teoría a la práctica, tanto en el aspecto legislativo como en el judicial. Así, hizo el primer esquema de las penas de acuerdo a la clasificación del delincuente y no al delito. 

Igualmente, por las faltas de pruebas contundentes como una ciencia viable en la explicación de los delitos, este tipo de criminología quedó descartada desde los finales de los 90´s.




***Epígrafes: 

-Dibujo sobre Cesare Lombroso, de la “revista americana de las revisiones” (1909). 

-Figuras del libro “el hombre delincuente” en que se representan la fisonomía típica de un ladrón. 

-Retrato de Enrico Ferri 

-Retraro de Raffaele Garófalo

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