jueves, 29 de marzo de 2012

COLUMNA RADIO ESTACIÓN SUR 91.7

Me acompañaron en la radio el martes 27, personalidades de la música disco!





Hablamos sobre el género musical, sobre la época que marcó y repasamos los mejores y peores artistas del momento.




Enjoy it!

martes, 20 de marzo de 2012

viernes, 16 de marzo de 2012

UNA NUEVA DOCTRINA (EXTRA) DEPORTIVA

Un avance se viene produciendo, el desarrollo de una doctrina a la que los más ortodoxos le venían esquivando. Inevitablemente, la psicología deportiva iba a tener un rol fundamental en la competición. Se convirtió en algo indispensable para ayudar a cada deportista. Cambió el sistema de entrenamiento y por ende, reformuló la idea de los jugadores sobre la utilización de este nuevo sistema. 

La psicología del deporte es diferente a la “psicología normal”. El objetivo de ésta es imposibilitar los problemas para que tenga bien la cabeza a la hora de poner en práctica el deporte. Como cada deportista se vale de sus individualidades cada uno de ellos será diferente a la hora de analizar o de somatizar los problemas que ocurren a su alrededor. 

Para algunos, la presión les jugará a favor, mientras que para otros no tanto. La tarea del psicólogo deportivo es lograr que ese miedo se transforme en valentía, que la presión no lo ahogue en un vaso de agua y que le permita salir a dar todo lo que tiene dentro de la cancha. 

En este punto podemos dividir al deporte en 3 aspectos: movimiento (lo primero que hace el ser humano, es innato), juego (se relaciona a la infancia por ser la parte más lúdica de la vida) y competencia (se produce en la adolescencia). Para la psicología deportiva la última encuadra perfecto en lo que al análisis refiere; ya que es el ámbito específico donde surgen las presiones. 

Esta presión de la cual no se puede escapar surge de 6 momentos. 1ero: frente a uno mismo (presión que uno se produce); 2do: rival (mismas precisiones pero distintas capacidades); 3ero: compañeros y entrenadores (responsabilidad a partir de confianza); 4to: familia (expectativa que pone en juego o depositan en cada uno); 5to: dirigentes (el miedo a no responder y quedarse sin el apoyo económico); 6to: prensa (los multimedios que conviven todo el tiempo con ellos). 

Con esto se puede afirmar y hasta estar de acuerdo con el pensamiento europeo que piensa que los psicólogos deportivos deben convivir con los deportistas de muy joven. La idea es poder ayudar a las personas que sufran cualquier tipo de problema y que afecte el rendimiento del jugador dentro de la cancha. Así, por ejemplo, desde chicos conviven con los canteranos de la institución, en un proceso que data desde hace unos años.

El fútbol está evolucionando y con ello las formas con las que los jugadores se desenvuelven dentro y fuera del campo de juego. El concepto del deportista ha cambiado, la visión de la persona ha evolucionado y por eso la forma de tratar al personaje principal en este deporte es otra.



Pd: Y me pregunto: ¿ Cuántos equipos argentinos utilizan psicólogos deportivos ?

jueves, 1 de marzo de 2012

QUE HABLE AHORA O CALLE PARA SIEMPRE

Ya querían que empiece a hablar. Como a la mayoría de los padres les pasa, intentaban que diga “Papá” o “Mamá”. Era una carrera contra el orgullo. Pareciese que la primer palabra es “el todo” para los padres. Si hubiera tenido una filmadora hubiese estado más vigilado que en la casa de Gran Hermano. Finalmente comencé a hablar, en realidad no era hablar, yo lo llamaría repetir.

Uno repite lo que le dicen. Hace un sonido parecido al habla pero no es palabra. En este punto es esencial la interpretación de cada familiar. Que quiero decir con esto, algunos capaz que escuchan “Papá” otros “Papa” otros “Tata” y así a como la imaginación y las ganas de ser nombrados que tenga cada ser cercano al nuevo bebé.

Como todo proceso requiere de práctica. Lo que eran en un principio letras sueltas eran, ahora, palabras sueltas. La asociación es imprescindible. Te gana por cansancio. Al principio con objetos de nombres graciosos: “guau-guau” (perro), “miau” (Gato), “Tutú” (auto) y así con una seguidilla alucinante. Si hubiera sabido escribir pudo haber logrado un diccionario para bebés.

En fin, me señalaron un objeto e intenté, nuevamente, hablar. Al principio, en realidad, sólo balbucié. Separé por letras y las pronuncié una por una, como pude. Las intenté juntar pero todavía no tenían sentido para mí. Estaba repitiendo, no mucho más esfuerzo del que hace un loro. Igualmente lo seguí intentando. No interpretar lo que yo decía en voz alta no era un impedimento. Quería hablar, decir algo; esa era mi motivación.

Después llega el momento crucial en la vida de la familia; cuando ese bebe, ese nene, comienza a poder hablar (ojo no confundirse con poder mantener una conversación). Prácticamente eran monólogos por parte del más chico. Ahí sí que abría la boca. Pero una vez que la abría no se cerraba, salvo que sea para comer.

Y como si fuera poco llegó, también, la etapa de la interrogación.

¿Por qué? decía y repetía, ¿Por qué?. Era la pregunta que más utilizaba por aquella época (también “-¿Cuánto falta para llegar?” en viajes de auto pero, esa, ya es otra historia). La respuesta venía, la mayoría de las veces, pero después de preguntar tantas veces ¿Por qué? llegaba el momento de agotamiento mental por parte de mi escucha e inevitablemente concluía la charla con el “-Porque sí y basta”. Cortante y explicativo a la vez. En ese momento uno se molesta, hace puchero con la cara y se lanza a gritar. Ahora se ve más claro, cuantos ¿Por qué? sin sentido aceptarían ustedes.

Por fin llegó el colegio. El alivio de los padres. Ahora tenía como entretenerme. Fastidiar a las maestras con preguntas incesantes. Era un fastidio involuntario. No entendía que tantas preguntas seguidas pueden molestar. Uno cree que le enseñan a hablar para hablar todo el tiempo. Pero en realidad, el arte de hablar, funciona mejor si encontrás los momentos justo en los cual hay que callarse.

Con la educación te entretienen. Así me tienen hace 18 años: Jardín, primaria, secundaria y, como si fuera poco, elegí seguir “entreteniéndome” con la Facultad.

Ahora, y después de tanto trabajo, lo único que quieren es que deje de hablar.